En la historia reciente de las universidades, el acceso de las mujeres a cargos de alta responsabilidad académica, como el de decana, ha sido un logro significativo en la búsqueda de la equidad de género. Las primeras mujeres que alcanzaron este puesto no sólo abrieron una puerta que estaba cerrada por siglos, sino que también visibilizaron la capacidad, competencia y liderazgo de las mujeres en un espacio históricamente dominado por hombres.
Según una investigación realizada en 2023 por Beatrice Avolio, Jessica Chávez y Jennifer Tello sobre las mujeres docenes en universidades peruanas, el cargo de decano o decana históricamente ha sido mayoritariamente ocupado por hombres. En el censo nacional universitario del 2010, se registraron a 561 decanos (82.35% hombres y 17.65% mujeres). Esta misma investigación señala que aunque hay una mayor tendencia de las mujeres a ir ocupando este cargo todavía no se supera la predominancia masculina.
En el caso de la PUCP en el año de 1967 tuvimos a la primera mujer en ocupar el cargo de Decana de la Facultad de Educación, se trata de la educadora Isabel Reyes Carrillo. A partir de esta fecha ya 13 Facultades han tenido decanas mujeres.
En este recuerdo, no podemos dejar de mencionar a Matilde Pérez Palacio quien fundó y dirigió el Instituto Femenino de Estudios Superiores y el Instituto de Periodismo (luego EPUC, Escuela de Periodismo) en la PUCP. Reconocer la trayectoria de estas pioneras es esencial, no sólo como un acto de justicia histórica, sino también como un estímulo para continuar avanzando hacia una mayor representación de mujeres en posiciones de liderazgo académico.
En 2017, se impulsó la muestra fotográfica Mujeres 100 PUCP para visibilizar la historia y el aporte de las mujeres en la universidad durante sus primeros 100 años. La exposición no solo destacó su papel en la academia y los cargos universitarios, sino que también evidenció las dificultades que enfrentaron para acceder y ser reconocidas en este ámbito.
El impacto de las primeras decanas
Las primeras decanas de nuestra universidad enfrentaron enormes desafíos: desde barreras estructurales hasta resistencias culturales, pasando por el prejuicio de colegas y estudiantes. Al romper con estos obstáculos, estas mujeres no solo contribuyeron a diversificar el liderazgo académico, sino que también promovieron la creación de espacios más inclusivos para otras mujeres y grupos subrepresentados en la academia. Además, su presencia en la toma de decisiones ha ido enriqueciendo las perspectivas en temas de política universitaria, investigación y docencia, integrando enfoques que antes no se consideraban prioritarios.
“La PUCP ha sido una de las primeras universidades del país en incorporar mujeres en el rol de decanas, siendo pioneras las Facultades de Educación y Estudios Generales Letras. La diversidad de visiones y opiniones en estos puestos académicos refleja el compromiso de la universidad con la superación de las brechas de género. Este reconocimiento es un paso más hacia el fortalecimiento de una comunidad universitaria más equitativa e inclusiva"
Dr. Waldo Mendoza. Vicerrector Académico
Esta distinción va más allá del homenaje a las personas; es un reconocimiento a la importancia de la diversidad en la gobernanza universitaria. Las experiencias, valores y conocimientos que estas decanas aportan contribuyen a la creación de una universidad más justa, representativa y eficaz en su misión formativa. Desde la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad, nos complace presentar la galería de Primeras Decanas con el objetivo destacar a las pioneras en nuestra universidad: las primeras mujeres que ocuparon el cargo de Decana en sus respectivas Facultades.
¿Qué podemos hacer para fomentar la elección de mujeres como decanas?
A pesar de los avances, en algunas facultades de la PUCP y en muchas de otras universidades peruanas todavía no ha sido electa una mujer como decana, lo que evidencia que las barreras no han desaparecido por completo. Para garantizar que en los próximos años más mujeres sean elegidas para estos puestos, es necesario trabajar en varias dimensiones:
- Modificación de los criterios de selección: Las universidades deben revisar los criterios con los que seleccionan a sus autoridades, asegurando que estos no reproduzcan sesgos de género. Esto implica valorar no solo las publicaciones y la investigación, sino también la experiencia en gestión y la capacidad de crear ambientes inclusivos y diversos.
- Equilibrio trabajo-vida y políticas de conciliación: A menudo, las mujeres enfrentan mayores dificultades para conciliar su carrera académica con las responsabilidades familiares y personales. Por ello es crucial que se promuevan políticas de conciliación laboral que permitan que más mujeres puedan aspirar a estos cargos sin ver comprometidas otras áreas de su vida.
- Visibilización de modelos a seguir: Las universidades deben hacer un esfuerzo consciente por visibilizar la trayectoria de las primeras decanas y otras mujeres líderes en sus instituciones. Estos modelos pueden inspirar a nuevas generaciones de académicas a aspirar a estos cargos y demostrar que es posible superar las barreras existentes.
- Cambio cultural dentro de la universidad: Los cambios estructurales deben ir acompañados de un cambio cultural que promueva la igualdad de género. Esto incluye la sensibilización de la comunidad académica sobre los prejuicios y estereotipos que dificultan el acceso de las mujeres a cargos de liderazgo, así como el fomento de una cultura institucional que valore la diversidad.
- Compromiso institucional con la igualdad de género: Las universidades deben adoptar un compromiso firme y explícito con la igualdad de género en todos sus niveles, desde las decisiones de alta dirección hasta la representación en sus órganos de gobierno. Esto debe reflejarse en las políticas de reclutamiento, promoción y nombramiento de cargos.
- Identificación y promoción del liderazgo femenino: Es fundamental identificar a mujeres con potencial para ocupar estos cargos y proporcionarles mentoría, apoyo y visibilidad en su trabajo académico y de gestión. Los programas de liderazgo para mujeres, los círculos de mentoría entre colegas y la participación activa en la gestión universitaria pueden ser herramientas efectivas.
"A través de la historia de estas primeras decanas, buscamos resaltar su liderazgo y contribuciones, así como el legado significativo que han dejado para las futuras generaciones. También es una oportunidad para reflexionar sobre cómo generar las condiciones para que más mujeres sean elegidas en estos cargos de autoridad"
Dra. Marcela Huaita. Jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad
La representación de mujeres en cargos de liderazgo académico, como el de decana, es una medida tangible del avance hacia la igualdad de género en la educación superior. A medida que más universidades reconocen la trayectoria de sus primeras decanas y trabajan activamente para garantizar que más mujeres puedan ocupar estos puestos en el futuro, estarán contribuyendo no solo a una mayor justicia y representación, sino también al fortalecimiento de sus propias instituciones. En este camino, es esencial que cada facultad y universidad reflexione sobre las barreras que aún persisten y se comprometa a eliminarlas, permitiendo que el liderazgo académico sea verdaderamente inclusivo y diverso.