En el marco del Encuentro Anual de Investigación, Creación e Innovación (ICI) PUCP 2025, el lunes 27 de octubre se llevó a cabo la mesa “Desafíos globales, soluciones locales: Salud y Bienestar”. Este evento organizado por el Vicerrectorado de Investigación (VRI) reunió a representantes del sector público, el sector privado, la academia y la sociedad civil para reflexionar sobre el papel de la ciencia en el fomento del bienestar integral, con especial énfasis en la salud mental, los derechos sexual y reproductivos, la prevención de la violencia de género y el uso de tecnologías para el cuidado emocional.
En el primer bloque de la mesa, la Dra. Magaly Blas, docente y directora de la Unidad de Ciudadanía Intercultural y Salud Indígena de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), presentó una serie de iniciativas que buscan promover el bienestar y el acceso equitativo a la salud en comunidades amazónicas. Este es el caso de Mamás del Río, un programa que inició con el objetivo de fortalecer la salud materno infantil y que hoy se ha convertido en una plataforma que impulsa el conocimiento en salud amazónica, indígena y rural.
Blas subrayó la importancia de un enfoque intercultural en la investigación y la atención en salud, que valoren los saberes, las prácticas locales y el trabajo colaborativo para construir propuestas que respondan de manera efectiva y pertinente a las distintas realidades y contextos de nuestro país. Asimismo, resaltó la importante labor que realizan los agentes comunitarios de salud, quienes son el primer y muchas veces único vínculo de las familias con el sistema de salud. Durante la pandemia por COVID-19, por ejemplo, fueron actores clave para vencer los mitos sobre la vacunación y gestionar la llegada de más vacunas para sus comunidades.
Asimismo, destacó que es esencial que las investigaciones y los conocimientos generados desde la ciencia respondan a las necesidades de las personas y busquen en los sistemas y transformar la vida de las personas. En ese sentido, resaltó la importancia de que estos hallazgos se conviertan o nutran las políticas públicas para que puedan ser implementadas de manera efectiva y sostenida en beneficio de la comunidad.
En el segundo bloque de la mesa Marcela Huaita, María Angélica Pease y Gustavo Pérez, docentes e investigadores de la PUCP, aportaron importantes reflexiones sobre la interdisciplinariedad, el papel de la academia y el uso de las tecnologías para el abordaje de problemáticas sociales y la promoción del bienestar de las personas.
Marcela Huaita, docente del Departamento Académico de Derecho y jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad, destacó que la salud y el bienestar deben abordarse desde una mirada territorial y de derechos. Esto a raíz de que los problemas sociales son resultado de la vulneración de derechos y la ausencia del Estado en muchos territorios. En ese sentido, la mirada interdisciplinaria representa una importante oportunidad para comprender los problemas sociales en toda su complejidad y diseñar intervenciones más pertinentes. Y en esa medida, señaló que la universidad se convierte en un entorno estratégico para aplicar este enfoque integrando la formación, investigación y acción institucional.
María Angélica Pease, docente del Departamento Académico de Psicología y Directora Académica de Responsabilidad Social que la interdisciplinariedad se vuelve un elemento indispensable para comprender realidades y vivencias complejas y respondan adecuadamente a las necesidades de las personas. Resaltó por ejemplo, que en el caso de los adolescentes, los estudios han demostrado que con frecuencia viven su sexualidad desde el miedo y el silencio, lo que demanda un acompañamiento integral que atienda a las diferentes dimensiones de la problemática.
Gustavo Pérez, docente del Departamento Académico de Ingeniería, recordó que el 60% de zonas rurales carece de servicios especializados en salud mental, cifras que reflejan que en nuestro país aún existen importantes brechas en el acceso a servicios de salud mental y reproductiva. Frente a este escenario, destacó que las innovaciones tecnológicas deben orientarse no solo a ofrecer herramientas, sino también a construir infraestructuras éticas y sostenibles que fortalezcan el vínculo entre el conocimiento científico y las necesidades humanas.
Los especialistas coincidieron en la necesidad de repensar el sistema de salud desde una perspectiva territorial, interdisciplinaria y centrada en las personas, que dialogue con sus realidades y promueva la equidad. También enfatizaron que la tecnología, cuando se desarrolla con un enfoque ético y de derechos, puede contribuir a reducir brechas y fortalecer el bienestar social. Finalmente, resaltaron que la ciencia y la academia juegan un importante papel en la generación de conocimiento con impacto social.
Más allá de generar evidencias, las reflexiones de este espacio invitan a impulsar políticas públicas, promover la acción y fortalecer el vínculo entre Estado, empresa y sociedad civil para construir una sociedad más justa y equitativa para todas y todos.
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